martes, 7 de junio de 2016

Quién es responsable de la obesidad: ¿El individuo o la población?



Simón dice, en su casa come lo que le dan. Enrique dice, lo que come es responsabilidad suya. Simón sufre de esa especie de mezcla de malos hábitos y un cuerpo que no es capaz de sobrellevarlos, lo que muchos llaman síndrome metabólico. Enrique tiene esa complexión atlética que tanto gusta hoy en día, ha escogido superar sus limitaciones.

¿Qué opináis, es Simón culpable de su estado o es Enrique un caso excepcional? Pensadlo durante unos segundos, o el tiempo que os haga falta. 

Ahora, reformulémoslo. 

Simón dice, en su casa viven como pueden. Enrique dice, hay trabajo para quien lo busca. Simón sufre de esa especie de mezcla de desidia y falta de conocimientos específicos para el mundo laboral, lo que muchos llaman un parado de larga duración. Enrique tiene un buen trabajo gracias a su ahínco en sus estudios y a las becas obtenidas, ha escogido superar su limitaciones.

¿Qué opináis, es Simón culpable de su estado o es Enrique un caso excepcional? Pensadlo durante unos segundos, o el tiempo que os haga falta. 

Ahora, comparad vuestras respuestas.

¿Has respondido igual a las dos preguntas? Bien, genial. Sea cual sea tu pregunta, eres consecuente con tus pensamientos. Si no, replantéatelo. Replantéate por qué piensas diferentemente en dos casos semejantes. ¿Crees que no son preguntas dicotómicas? Muy bien, no has caído en mi falacia argumental. ¡Perdonadme el recurso dramático!

¿Simón tiene la culpa de ser incapaz de resistirse al bote extra-grande de ganchitos?
¿Has conducido alguna vez bebido? Seguro que estás harto de que te digan por la televisión hasta qué punto es peligroso conducir borracho, que te digan que una persona bebida tiene cinco veces más probabilidades de verse involucrado en un accidente, o lo que es decir, que entre un 30 y un 50% de accidentes tuvieron relación con el alcohol. A pesar de ello, es probable que alguna vez hayas conducido con alguna copa más de la cuenta o hayas ido en un coche cuyo conductor habría dado positivo en el test de alcoholemia. Y lo más probable es que aquí estés, leyéndome sin haber sufrido accidente alguno (¡espero!). 

¿Qué ocurre? Para el individuo una probabilidad 5 veces mayor no es para tanto. Unas 6000 personas han muerto o se han visto hospitalizadas debido a un accidente en vías interurbanas (fuente) en España. Lo dividimos por días del año y habitantes de nuestro país y tenemos que cada día un 0,00004% de probabilidad de tener un susto de verdad con el coche, un 0,0002% si vamos bebidos. Los números se ven mucho menores así, ¿no? Siendo estrictos, la probabilidad de sufrir un accidente es baja en ambos casos, para el individuo no parece tan peligroso conducir un día habiendo bebido. Ahora bien, si calculamos la probabilidad de sufrir un accidente durante 40 años de conducción, ya sea tú mismo o alguna persona cercana de esas 30 personas que consideraríamos de nuestro círculo cercano... Los números se hacen más reales y coincide con la experiencia de que prácticamente todos conocemos alguna persona que ha tenido algún accidente de tráfico que haya tenido que recibir hospitalización o incluso la muerte. 

A mí, como individuo, lo más probable es que coger el coche habiendo bebido tres copas de vino no me vaya a llevar al hospital, el famoso "anda, ¡no pasará nada!". Pero si aumentamos el tiempo de muestreo y el número de personas, vemos cifras que asustan bastante. Por eso es que decimos "si bebes no conduzcas".

La estadística habla de colectivos, no de individuos. Es así de simple. Hablar de obesidad o del porcentaje de paro en España nos sirve para explicar si existe o no un problema estructural. El que haya países con mayor paro o obesidad que otros, indica el funcionamiento institucional a la hora de atajar esos problemas. En el caso del paro son las políticas de estimulación de empleo, la inversión y miles de factores que no me entretendré a explicar aquí. En el caso de la obesidad son la falta de políticas de salud pública, la industria alimentaria y miles de factores que no me entretendré a explicar aquí (aunque puedes leer esta y esta otra entrada de mi blog al respecto). 

Enrique efectivamente es un caso excepcional. Es esa persona que a pesar de los problemas estructurales, ha sabido encontrar su sitio o salud. Simón realmente no tiene la culpa de comportarse como un individuo sobre la media. O mejor dicho, sobre el colectivo vamos a ver Enriques que serán los excepcionales que han superado la adversidad y muchos Simones que crean el grueso de personas. El problema de que el promedio de salud colectivo se encuentre más arriba o abajo en una escala imaginaria, es una cuestión estructural. Ni las personas con obesidad tienen un problema de voluntad ni los parados un problema de falta de pereza.

Cuando pasamos de hablar del colectivo y el ambiente obesogénico, que explica el problema de salud pública, y nos centramos en individuos concretos, la cosa cambia. Es más, debe cambiar por pura lógica estadística. La imaginería popular y el cine están llenos de casos de gente que ha sobrellevado situaciones adversas y las ha superado contra todo pronóstico, todos hemos visto algún espectáculo de moral liberal de cumplimiento del sueño americano, ese Rocky aguantando quince asaltos de combate a Apollo Creed o ese Mark Zukerberg creando Facebook durante sus años de universidad. 

Quienes divulgamos en salud tenemos que ser cuidadosos en nuestras palabras, porque no es lo mismo animar a todos a cumplir su gran sueño que acusar a los que las circunstancias no les permiten cumplirlo. Precisamente, cumplir los sueños no es fácil y es probable que en general los Simones pasen más hambre o ansiedad que los Enriques de este mundo.

Que no todos podamos ser Rocky, no implica que no podamos intentarlo, pero sí que nos exime de culpa por no alcanzarlo.


Leer más