lunes, 2 de febrero de 2015

Genómica, salud y tests genéticos de alimentación


Creo que para todos está claro que la dieta que potencie nuestra salud, es aquélla codificada en nuestro ADN. Es por eso que proliferan los tests genéticos para ver qué podemos y qué no podemos comer, y cada vez más gente paga por ellos buen dinero. 

Pero es que la nutrigenómica no es algo tan sencillo como muchos se piensan. Pongamos un ejemplo: Mientras que el 99% de gente con celiaquía (una enfermedad que implica una respuesta autoinmune a la ingesta de gluten) tiene los genes HLA DQ2, HLA DQ8 o partes de estos genes, si hacemos el test genético en población no afectada, veremos que sólo un 3,5% de gente con este gen desarrollan la celiaquía. Un test diagnóstico válido no es aquél que sea capaz de detectar al 100% de positivos, sino aquél que no tenga falsos positivos.

Un test de intolerancia alimentaria, debería ser capaz de ver los resultados de cómo afecta un alimento de forma aislada a nuestro cuerpo. Por ejemplo, la prueba del aliento tras ingerir lactosa (busca un exceso de metano en el aliento) o la prueba sanguínea de la celiaquía (busca transglutaminasa, que luego se confirma con una endoscopia). Pero una cosa es medir el resultado de una intolerancia, que suele ser bastante fiable, y otra cosa es verlo en nuestros genes. Que un gen exista no implica que éste se exprese, algo que depende de los hábitos de vida, lo que se llama la epigenética.

El proyecto Genoma humano ha sido probablemente uno de los que más promesas han traído a la humanidad, una base de datos de secuencias genéticas que nos permitirían entender cómo estamos codificados como seres vivos... pero ha resultado más que complejo.

La gente creo que se piensa que nuestra salud se relaciona con el genoma de una manera sencilla:

A·x + B· y + C · z + ... = S

Siendo A, B, C,... el factor genético que nos dará una respuesta de salud según cierto aspecto de nuestro estilo de vida, "x" la magnitud relacionada que dependerá de nuestro estilo de vida y S nuestra salud.

Pero en verdad, la función puede ser tremendamente complicada, porque no todos los genes son independientes entre sí (eso quiere decir, los distintos aspectos de la salud están correlacionados, por ejemplo hacer deporte y crear músculo hace que lo que comamos nos afecta de un modo distinto). 

A · x + B· y + C · z + D· x·y + E · x·z + F · y·z+ G · x·y·z+ ... = S

O lo que viene a ser decir que nuestra salud es función de nuestra genética y nuestro estilo de vida, pero sin una delimitación muy buena de las distintas variables, es imposible llegar a sacar la función correpsondiente S = S(A,B,C...; x,y,z...). Tenía un profesor en la carrera que, hablando al respecto de la teoría de cuerdas, decía que una vez sobrepasas las diez variables, es fácil ajustar una función con forma de elefante. Con tantas variables somos tan sensibles a los errores de medida, los estadísticos (¿Cuántas medidas son estadísticamente significantes para saber que en promedio sólo hemos variado la variable que nos interesa?) y los sistemáticos (¿Cómo de precisa es mi instrumentación? ¿Estoy introduciendo algún sesgo en la medida sin darme cuenta?) que es simplemente imposible ser capaces de saber cómo tendríamos que comer leyendo nuestro código genético, y más a precios razonablemente bajos como solemos tener en los tests genéticos de alimentación.

¿Os imagináis que tanta complejidad técnica y experimental pudiera ser resumida en 300€ de un test genético que os diera la dieta personalizada para vuestros genes como si fuera una simple calculadora? Entenderéis por qué es una soberana tontería.

Básicamente, tratar de elucidar cómo funciona nuestra salud desde cero, tratando de decodificar nuestro ADN, es una tarea entre titánica e imposible. Por eso, en mi opinión y con las técnicas actuales de experimentación, la investigación genética debería ser vista como accesoria a la nutrición, como plataforma de comprensión teórica, pero su utilidad clínica siempre va a ser limitada. Es quizá más interesante mirar cómo se expresan esos genes con las proteínas sintetizadas en la matriz celular, proteómica (o nutriproteómica, cuando se busca la expresión genética a nivel celular debida a nuestra alimentación), que la genómica porque sobre todo puede tener un papel diagnóstico mucho mejor que el genético, excepto en casos muy concretos.


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